Como corderos que van al matadero vamos los empleados publicos de Canarias esperando que el patrón político decida nuestra suerte en el asunto del horario de verano.
La representación sindical ha presentado alternativas sensatas, máxime teniendo en cuenta que unos por otros vamos a ser casi los únicos que apliquemos la normativa estatal, que no aplica ni la Administración del Estado.
Pero ya sabemos que en este juego, las alternativas, si no se ponen sobre la mesa dando un buen golpe sobre ella, de poco valen.
¿Seremos capaces de ponernos de acuerdo para defendernos antes de perder otro derecho más? ¿Existe voluntad para ello? ¿O vamos a entregar nuestros derechos uno a uno sin resistencia?
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